La principal característica de las plantas sin flores es su forma de reproducirse. Al no contar con un órgano reproductor, no producen frutos o semillas. Estas pueden dividirse en dos grandes grupos: las briófitas, donde se encuentra el musgo, y las pteridofitas, donde se encuentran los helechos. Fuera de estos dos grandes grupos se encuentran otras especies sin flores, como es el caso de las algas y otras plantas prehistóricas.
Otras particularidades de estas plantas sin flores es su tonalidad verde intensa, donde en el caso de los helechos, presenta tallos fuertes y hojas grandes para favorecer la absorción de nutrientes.
Su ciclo reproductivo puede resultar un tanto complejo. Las esporas son las encargadas de la reproducción. Estas son estructuras de capaces de originar nuevos individuos mediante la división celular. Las esporas, normalmente situadas en el envés de las hojas, esperan hasta estar maduras para caer a la tierra. De este modo, si la zona donde se coloca la espora cumple con la humedad suficiente se creará una nueva planta. Podríamos decir que las esporas crean una planta genéticamente idéntica de la planta madre original.
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